Inmaterial
La piel de mis labios comenzaba a pudrirse, una fina capa de hilo recubría las porosidades de las alas de la medusa, electrizantes en ocasiones al revolotear junto a una mariposa con resplandeciententes y separadas mareas de arena.
El tic comenzaba a brotar cual semilla, naciente, como el hilo se enebra en una aguja, como una gata mauya y se vuelve hacia atras reclamando la atención de ambos, un grito, un suspiro, todo era una vocanada de aire solo aire, solo vida.
La cueva empezó a tambalearse, la cometa subía y bajaba, una pompa de oxígeno se rompía, todo temblaba, ¡ Todo ! Y de repente se calmó, salio parte de vida en ese mismo momento, algo que se me brindó por algun motivo o razón, ver la muerte de ese instante, aquel aire oscuro, casi imperceptible, pero palpable a la vista, pasó durante un instante, el mismo instante que me recordó como era ella.
El planeta agua comenzó a evaporarse, el interior de la tierra ya no aguantaba más, y empezó a debatir con su ira, primero llego la lluvia destrozando las partes más débiles, pero el resto se enfureció, y siguieron tirando bombas bajo el agua, lejos de sus creadores para no dañar su entorno, pero matando la lejanía.
El mar y los oceanos pedían ayuda al núcleo que parecía olvidarse. Este esperaba paciente su turno, hasta que todo el mundo, no recordara, que aun seguía existiendo.
Un día no muy lejano llegó el sacrificio.
Las aguas comenzaron a desaparecer, en su lugar un liquido rojizo parecía hacerse dueño. Poco a poco, había encontrado su turno de mover ficha. Las personas, si es que aun, se les podía llamar de esta forma a los habitantes del planeta agua.. No sabían que hacer, porque llevaban toda la historia reciente, repitiendo las mismas burdeces, los mismos desafíos, todas las injusticias creadas por los hombres y mujeres pasados, matandose entre iguales, creyendose más poderosos que el resto de la gente, por tener más dinero, más inteliencia, más poder, o por estar aliados con los dioses antiguos y saber sus secretos, sin darse cuenta que seguían siendo hombres, y que no podían jugar con los hilos de destinos ajenos, rompiendo toda armonía y sabiduria intrinseca a estos seres ciegos por la monotonía, el estres y el no saber que don, les había sido designado.
Toda la esfera exterior, era lava, el núcleo había quedado vacío, y solo los hombres y mujeres que no habían caido en la codicia creada pudieron entrar por la Cueva que les llevaría de nuevo a crear un nuevo mundo, sin intereses creados.
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. Saulo Farrugia
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